Reforma de la inmigración y trabajadores agrícolas
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La inmigración es una cuestión de vital importancia para los trabajadores agrícolas. Más de la mitad de los aproximadamente 2,4 millones de trabajadores temporeros de las granjas y ranchos de Estados Unidos carecen de estatus migratorio autorizado. Estos trabajadores, como millones de estadounidenses antes que ellos, emigraron a Estados Unidos en busca de oportunidades y de una vida mejor para sus familias. Los trabajadores agrícolas, que trabajan muy duro, a menudo en condiciones peligrosas y por salarios muy bajos, hacen grandes contribuciones a nuestra economía y merecen un camino a la ciudadanía.
El miedo de los trabajadores indocumentados a la deportación les priva del poder de negociación con sus empleadores y los inhibe de desafiar las prácticas ilegales de empleo. La presencia de tantos trabajadores agrícolas vulnerables deprime los salarios y las condiciones de trabajo de todos los trabajadores agrícolas, incluidos los ciudadanos estadounidenses y los inmigrantes legales. Fuera del lugar de trabajo, la vida cotidiana de muchos trabajadores agrícolas indocumentados y sus familias está llena de miedo a una posible deportación y a la separación de la familia y los seres queridos.
Justicia Campesina está comprometida con una reforma migratoria que permita a los trabajadores agrícolas mejorar sus inadecuados salarios y condiciones de trabajo. El Congreso debe promulgar leyes que reformen nuestro sistema de inmigración y creen una hoja de ruta hacia la ciudadanía para los trabajadores agrícolas y sus familias.
Puede encontrar información sobre legislación y propuestas de reforma de la inmigración en las secciones de Aplicación de la Ley de Inmigración y Propuestas Legislativas de nuestro Centro de Recursos.
Leyes estatales de inmigración
Justicia Campesina hace un seguimiento de las duras leyes estatales antiinmigrantes que violan las libertades civiles e intimidan tanto a los trabajadores agrícolas latinos documentados como a los indocumentados. Estas leyes empujan a los trabajadores agrícolas indocumentados aún más a la clandestinidad, haciéndolos más vulnerables a los abusos en el lugar de trabajo y a menudo separándolos de sus familias. Por desgracia, algunos agricultores están utilizando el miedo y la devastación resultante de estas leyes para tratar de conseguir apoyo para un nuevo programa de trabajadores invitados. En su lugar, el Congreso debe crear una hoja de ruta hacia la ciudadanía para estos aspirantes a inmigrantes que respete las contribuciones que han hecho a la agricultura y la economía estadounidenses.